| Ricardo Dominguez on Tue, 28 Oct 2003 20:31:52 +0100 (CET) |
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| [nettime-lat] La lucha contra la globalizacio'n es cuestio'n de supervivencia:Marcos |
Me'xico D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
La Jornada
Rebasados, "los estados ya no pueden garantizar la reproduccio'n de la
sociedad"
La lucha contra la globalizacio'n es cuestio'n de supervivencia: Marcos
Asegura que sectores ma's amplios se suman a la lucha contra el
neoliberalismo
La pluma puede ser tambie'n una espada
Buenos di'as, buenas tardes, buenas noches. Mi nombre es Marcos,
subcomandante insurgente Marcos. He sido invitado al Foro en defensa de la
humanidad para decir unas palabras. Agradezco la invitacio'n, pero debo
advertirles que soy un soldado, un soldado del Eje'rcito Zapatista de
Liberacio'n Nacional. Lo advierto porque, segu'n me han dicho, compartire' la
palabra con intelectuales y li'deres poli'ticos sociales. Por eso tal vez mi
voz suene discordante (quiero decir, adema's de por la grabacio'n) y fuera de
lugar. O no, tal vez haya, en lo que voy a decir, puentes y coincidencias. A
veces suele suceder que la pluma y la espada coinciden.
Tal vez coincidamos en la inquietud por un necesario debate y por un
intercambio de ideas que ayuden a aclarar un poco este confuso y desordenado
horizonte que algunos llaman historia contempora'nea y que, a ratos, hace de
lo trivial y grotesco asunto de intere's y esca'ndalo mundial; y otras veces
hace de lo terrible y aberrante algo que, a fuerza de repertirse, se
convierte en tonada mono'tona y desapercibida.
Mencionare' algunos apuntes apresurados sobre la globalizacio'n y el
neoliberalismo, o ma's bien sobre lo que nosotros alcanzamos a percibir (y a
padecer) de ellos, y sobre las resistencias en general y nuestra resistencia
particular.
Como es de esperar, en estos apuntes el esquematismo y la reduccio'n reinan,
pero creo que alcanzan para dibujar una o muchas li'neas de discusio'n,
dia'logo, reflexio'n. O, mejor au'n, de memoria y vergu:enza.
"Vergu:enza habri'a de darte por haberme excluido", dice Durito, que ha venido
a refugiarse de la lluvia.
"No te exclui'. Sucede que no te invitaron a ti, sino a mi'", le digo mientras
escondo el tabaco con discrecio'n.
"Una cosa va con la otra. En este caso, una nariz va con un caparazo'n. ?O
acaso mi agripado escudero pretendes privar a estas buenas personas del
deleite de escuchar mis sabias palabras, de iluminarse con mi sabiduri'a y de
despertar del letargo en el que tus palabras empiezan a sumirlos?", pregunta
Durito mientras me pica la nariz con Excalibur, la legendaria espada.
"Esa espada se parece sospechosamente a una pluma que perdi' el otro di'a", le
digo cambiando de tema. Como si tal, Durito responde:
" !No cambies de tema! Puedes elegir: o me das un espacio para mis sapientes
planteamientos o pereces bajo mi pluma, quiero decir bajo mi espada", dice
Durito con un tono que envidiari'a cualquier funcionario del Fondo Monetario
Internacional hablando con algu'n gobierno latinoamericano.
Y, aplicando lo aprendido de los gobiernos "nacionales", cedi'. He aqui' la
parte que Don Durito de La Lacandona, la flor y nata de la andante
caballeri'a, ha enviado para este foro.
Se llama:
Globos o tiendas
El mundo es como un globo inflado. O sea que es como una vejiga inflada. O
sea que cuando se dice que hay la globalizacio'n, es que hay la
mundializacio'n de las partes del mundo.
Pero hay, como quien dice, una mundializacio'n de los que tienen mucho
dinero. Y hay tambie'n, como quien dice, la mundializacio'n de la lucha, o sea
de la resistencia.
En la mundializacio'n del dinero, o sea que en la globalizacio'n de los
poderosos, hay mucha maldad, pero ya no se esta' quieta la maldad dentro de
un pai's, sino que se mete a todos los pai'ses. Y esa maldad se mete en otros
pai'ses en veces por la guerra, en veces por el dinero, en veces por la idea,
en veces por la poli'tica.
O sea que en la mundializacio'n de la maldad esos que son mucho muy ricos ya
no esta'n contentos de ser ricos explotadores en un pai's, o sea que en su
pueblo, sino que ya quieren ma's dinero y se meten en otros pai'ses para ganar
ma's dinero, y ya no respetan nada porque so'lo quieren su ma~a explotadora y
puro ganar dinero quieren; aunque ya tienen mucho de por si', no les basta,
quieren ma's.
Y entonces el dinero se mete en otro pai's y no respeta ese pai's por la culpa
de la globalizacio'n del dinero, que no respeta a los pai'ses y a la gente.
O sea que cada pai's es como un globo que se revienta y se le sale todo lo
que lo haci'a especial, o sea como su costumbre, su palabra, su cultura, su
economi'a, su poli'tica, su gente, su modo pues.
Y entonces el pai's como que se rompe y todo el mundo se mete en ese pai's, y
ese pai's ya no es ese pai's, sino es todo el mundo. Pero no el mundo de la
gente, sino que es el mundo del dinero, donde no importa la gente.
Es como si una persona se rompiera asi' noma's y ya no fuera una persona, sino
que todas las maldades se meten en esa persona y se la comen y ya no hay
persona, sino so'lo hay lo que se comio' a la persona.
Y asi' decimos que la globalizacio'n de los poderosos, o sea que del dinero,
se come a los pai'ses y se come a las personas que viven en ese pai's. Porque
un pai's es como una casa donde vive la gente del pai's. Y el dinero mundial
destruye pues la casa, o sea que el pai's, y la gente se queda sin casa y sin
alma, porque ya no se conocen entre si' mutuamente y andan noma's como
desconocidos, con la desconfianza en los ojos y en las palabras, tristes
pues.
Y entonces cuando un pai's se queda sin su alma, se mete el alma del dinero.
Y ese pai's que se rompio' ya no es una casa donde vive la gente de ese pai's,
sino que es una tiendita donde se venden y se compran cosas y gente.
Porque en la globalizacio'n el dinero pone tiendas donde antes habi'a pai'ses.
Y entonces, como el pai's ya no es un pai's sino que es una tienda, pues la
gente ya no es gente, sino que so'lo son compradores o vendedores.
Y la gente no es due~a de la tienda, sino que el due~o de la tienda es el
dinero mundial.
O sea que la gente ya no manda en su pai's, manda el dinero mundial.
Y entonces pues, como decimos nosotros, el pensamiento que manda es el
pensamiento del dinero.
Y por ejemplo una gente piensa por ejemplo en una nube y es una gente
pensando en una nube y pinta su pensamiento por ejemplo de azul y ya, y ahi'
anda esa gente con su pensamiento de una nube azul y esa gente esta' contenta
con su pensamiento de nube azul y se consigue una vegija y la infla y la
pinta de azul y se la da a un ni~o o que sea a una ni~a, y la ni~a o que sea
el ni~o juega con la vejiga azul que era un pensamiento de una nube azul.
Porque la gente, cuando piensa como gente, piensa pensamientos para la
gente.
Pero el dinero no piensa en la gente, sino que piensa en ma's dinero. O sea
que el dinero no tiene llenadero, y todo se lo come para hacer ma's dinero.
O sea que el dinero no piensa una nube, sino que piensa en una mercanci'a y
que la va a vender y a sacar ma's dinero.
O sea que en la globalizacio'n del dinero tambie'n se mundializa el
pensamiento del dinero.
Y ese pensamiento del dinero es como una religio'n que adora al dios del
dinero, y los templos de esa religio'n son los bancos y las tiendas, y los
rezos son las cuentas que hacen del dinero, cua'nto venden, cua'nto ganan.
Y esa religio'n del dinero se llama "neoliberalismo", que sea que quiere
decir que hay una nueva libertad para el dinero. O sea que el dinero es
libre de hacer lo que le de' su gana. Y la gente ya no tiene libertad pero el
dinero si' tiene libertad.
Y en la globalizacio'n del dinero el mundo mundial se destruye, o sea que se
rompe el globo del mundo o que sea la vejiga mundial se revienta, y entonces
el dinero pone una tienda donde antes habi'a un pai's: o sea que donde antes
habi'a una casa con gente ahora hay una tienda.
Entonces pues la globalizacio'n del poder destruye los pai'ses para hacer
tiendas. Y entonces las tiendas son para vender y comprar.
Y si uno por ejemplo no tiene la paga o no quiere comprar, pues como que no
cuenta, o sea que hay que destruirlo. Y si uno, por ejemplo, no tiene nada
que' vender o no quiere vender ni venderse, pues como que no sirve, o sea que
hay que destruirlo.
La globalizacio'n del poder es como una guerra contra la gente y sus casas, o
sea que es una guerra contra la humanidad.
La globalizacio'n del poder destruye las casas de la gente, o sea los pai'ses,
y a veces entra a destruir con una guerra. Y otras veces entra porque
alguien de adentro le abre la puerta para que entre a destruir.
Y los que abren la puerta son los poli'ticos, que sea los que mandan en los
pai'ses, o sea en las casas de la gente. Y entonces los poli'ticos ya no
sirven para mandar, porque ya no mandan de por si', porque el que manda es el
dinero mundial.
Y entonces los poli'ticos se hacen tienderos, o sean son los que se encargan
de la tienda que antes era un pai's, o sea una casa de una gente.
Y los poli'ticos de antes ya no sirven para atender la tienda y es mejor
poner otros que si' estudian y aprenden a ser encargados de las tiendas. Y
e'stos son los nuevos poli'ticos, o sea que son tienderos.
Y no importa pues si no saben nada de gobierno, sino lo que importa es que
sepan atender la tienda y den buenas cuentas a su patro'n que es el dinero
mundial.
Entonces en los gobiernos de los pai'ses destruidos por la globalizacio'n del
poder pues ya no hay poli'ticos, sino que hay tienderos.
Y ahi', en las tiendas que antes eran pai'ses, las elecciones no son para
poner un gobierno, sino para poner un tiendero.
Y entonces ponen a competir, o sea a pelearse entre si', a gordos, flacos,
altos, chaparros, de diferentes colores que empiezan a hablar y a hablar y
pura habladora, pero nada que dicen lo ma's importante, o sea que todos son
diferentes en su cara, pero todos son iguales en que van a ser tienderos.
Entonces a la globalizacio'n del poder no le importa si el tiendero es verde,
azul, rojo o amarillo. Lo que le importa es que el tiendero entregue buenas
cuentas.
Entonces cambian los tienderos pero sigue habiendo tiendero.
Entonces en la globalizacio'n del poder el mundo ya no es redondo, como una
vejiga inflada, sino que se revienta y en su lugar queda una tienda muy
grande.
Y las tiendas, como todos saben, son cuadradas, no redondas.
Es asi', ma's o menos, como funciona la globalizacio'n, que es como si
dije'ramos "la vejigaizacio'n".
(Fin de la ponencia de Durito).
?"Vejigaizacio'n"? En fin, vuelvo a la seriedad y la formalidad.
Adema's de lo que Durito ha expresado
en forma tan peculiar, nosotros tambie'n pensamos lo siguiente:
PRIMERO. Si en la poli'tica "antigua" (es decir, desde la Atenas griega hasta
las repu'blicas modernas) el Estado era la "madre" del individuo y el seno en
el que se gestaba, creci'a y se reproduci'a la sociedad, en el mundo
globalizado el Estado no puede ya cumplir esta funcio'n. El individuo ya no
tiene por que' referirse a una patria, una cultura, una raza o una lengua. El
vientre materno es ahora esa megaesfera que algunos llaman todavi'a "planeta
tierra". El "ciudadano" ya no es el miembro de la polis, sino el navegante
de la megapolis, por tanto necesita "otros" conocimientos y habilidades que
el Estado nacional no le puede ofrecer.
SEGUNDO. De la misma forma, los "hombres de Estado", esos superhombres
autores de citas cla'sicas, guerras, imperios, leyes y represiones, ya no
existen como tales. Aquel viejo "entrenamiento" interno que existi'a en las
clases poli'ticas para preparar a sus miembros a relevarse unos a otros es
obsoleto, las habilidades de la poli'tica cla'sica (oratoria, liderazgo,
sensibilidad, templanza, conocimientos histo'ricos, filosofi'a,
jurisprudencia, relacio'n adecuada) parecen ahora ma's propias de la nostalgia
circense. El protocolo del poder, esa compleja mezcla de se~ales y
actitudes, ya no se aprende ni se ejerce en el Estado.
TERCERO. El Estado nacional tiende a ya no ser ma's el encargado de la
reproduccio'n de los hombres (entendiendo "reproduccio'n" en su sentido ma's
amplio, es decir, las condiciones econo'micas, poli'ticas, culturales y
sociales para su reproduccio'n social), sino el administrador-contenedor de
los deso'rdenes de esa reproduccio'n. El megapoder, ese ente del que poco se
sabe, ahora impone una reproduccio'n ma's importante: la del dinero.
CUARTO. La lucha contra la globalizacio'n del poder (y contra su soste'n
ideolo'gico: el neoliberalismo) no es exclusiva de un pensamiento o de una
bandera poli'tica o de un territorio geogra'fico, es una cuestio'n de
supervivencia humana. Asi' como en la Segunda Guerra Mundial multitud de
fuerzas resistieron y lucharon contra el fascismo, ahora son muchas las
fuerzas que resisten y luchan contra el neoliberalismo.
QUINTO. En los Estados nacionales el proceso de la pareja
globalizacio'n-neoliberalismo produce un feno'meno de resistencia que, cada
vez de forma ma's acentuada, incorpora a amplios sectores de la poblacio'n SIN
QUE SEA PRIMORDIAL SU CLASE SOCIAL O EL LUGAR QUE OCUPA EN EL PROCESO DE
REPRODUCCION DEL CAPITAL.
SEXTO. Aparecen, por ejemplo, grupos desconcertantes (de hecho, la teori'a
habi'a decretado su desaparicio'n o su "absorcio'n" por los de arriba): por un
lado, indi'genas que hablan lenguas incomprensibles (es decir, inservibles
para intercambiar mercanci'as) y que desafi'an con armas de palo a
helico'pteros, tanques, aviones, ametralladoras, bombas; por el otro lado,
jo'venes desempleados (el "lumpen", que, teori'a manda, deberi'a estar
engrosando las filas de los aparatos represivos del Estado) moviliza'ndose en
contra del gobierno y exigiendo respeto a su modo; o ma's alla', homosexuales,
lesbianas y transexuales demandando reconocimiento a su diferencia.
SEPTIMO. Estos feno'menos de resistencia ("bolsas de resistencias" las
llamamos nosotros para oponerlas a las "otras" bolsas, las de valores)
tienden a buscar comunicacio'n con feno'menos parecidos en otras partes del
mundo. Las superautopistas de la informacio'n, concebidas para facilitar el
flujo de mercanci'as y dineros, empiezan a ver (no sin pavor) que son
transitadas por viejas carretas, bestias de carga y peatones que no
intercambian mercanci'as y capitales, sino algo muy peligroso: experiencias,
apoyos mutuos, HISTORIAS.
Claro que hablo de lo que esta' a la mano: nuestra guerra, nuestras armas,
nuestra historia. Pero hay otros ejemplos que nos hablan de una nueva
emergencia, de algo nuevo que irrumpe aqui' y alla' y que no acabamos ni de
dirigir ni de entender, en parte porque somos un fragmento de esos
feno'menos, en parte por lo precipitado de los acontecimientos, en parte
porque el presente es el peor lugar para pensar el hoy, en parte porque au'n
hay muchas cosas por definirse.
Pero algo empieza a quedar cada vez ma's claro: no es cierto que perdimos
nosotros y, sobre todo, no es cierto que ganaron ellos. La historia que
cuenta, la que hacemos hombres y mujeres, tiene au'n mucho hilo que tejer y
no acaba por adivinarse siquiera el dibujo ni el color que este gigantesco
tapiz que es la humanidad habra' de tener. Nosotros, y con nosotros muchos
como nosotros, sabemos ya que, en todo caso, el color no es el gris que
ahora imponen, ni el dibujo es so'lo dolor y muerte. Hay tambie'n otros muchos
colores. Y hay tambie'n mucha esperanza.
No so'lo si el planeta tiene heridas abiertas y sangrantes en su redonda
geografi'a, nombra'ndolas no las sanamos, es cierto, pero hacemos un gesto de
humanidad que a ratos parece perdido.
Nombremos entonces Palestina y que la vergu:enza nos envuelva.
Nombremos Los Balcanes y que la memoria se actualice.
Nombremos Euskal Herria y admiremos la silenciosa e incomprendida
resistencia de un pueblo que, desde hace centurias, se niega a ser
conquistado. Alla', al otro lado del Atla'ntico, un pueblo es cercado en una
cla'sica maniobra de pinza: en un lado, la soberbia del poder que, parapetado
tras jueces embelesados por los clic de las ca'maras fotogra'ficas, comanda
una aute'ntica guerra de exterminio; en otro lado, la cobardi'a de un sector
que se dice progresista y que, ma's atento a la correccio'n poli'tica, guarda
un silencio co'mplice mientras la cultura vascuence es tipificada como
"terrorista".
Nombremos Cuba y que la sangre latinoamericana busque los puentes en que nos
encontramos antes y nos encontraremos ma~ana. En el Caribe, un pueblo
enfrenta un cerco que no tiene nada de figura literaria. Ese pueblo ha
conseguido que su so'lo nombre convoque una historia de lucha y resistencia,
de generosidad y valenti'a, de nobleza y hermandad. Se dice "Cuba" como se
dice "dignidad".
Nombremos Bolivia y saludemos el heroico andar de aymaras y quechuas
defendiendo la tierra. Saludemos a aquellos que hacen del ser indi'gena un
orgullo y que con su rebeldi'a hacen temblar a los tienderos de toda Ame'rica.
Nombremos Chiapas y descubramos en los pies de los ma's peque~os el ma~ana
del "para todos, todo".
Nombremos cualquier rinco'n del planeta y seamos perseguidos junto a
homosexuales, lesbianas y transexuales; resistamos con las mujeres al
impuesto destino de decoracio'n idiota; resistamos con los jo'venes a la
ma'quina trituradora de inconformismos y rebeldi'as; resistamos con obreros y
campesinos a la sangri'a que, en la alquimia neoliberal, convierte muerte en
do'lares; caminemos el paso de los indi'genas de Ame'rica Latina y con sus pies
hagamos el mundo redondo para que ruede.
Nombremos a los que no tienen nombre. Miremos a los que no tienen rostro.
Nombremos y miremos el mundo que no existe ahora, pero que empezara' a
existir en nuestras palabras y en nuestras miradas.
Nombremos pues los dolores de la humanidad. No so'lo porque son tambie'n
dolores nuestros. Tambie'n porque nombra'ndolos nos hacemos un poco ma's
humanos. Porque frente a esas heridas, el silencio es renuncia, rendicio'n,
claudicacio'n, muerte.
Si hay quien ha hecho de la pluma una espada, que centellee el aire con su
brillo, que se~alando nuestras heridas se ennoblezca, que nombra'ndonos nos
haga parte de un rompecabezas que ma~ana sera' un mundo no falto de memoria
ni de vergu:enza.
Porque ambas, la memoria y la vergu:enza, son las que nos hacen seres
humanos.
No seamos los chivatos de nuestra historia, de nuestra conciencia, los
traidores a la palabra que levantamos ayer y que hoy nos convoca para ser
afilada y unida en la memoria y la vergu:enza.
Vale. Salud y que la pluma sea tambie'n una espada, y que su filo corte el
oscuro muro por el que habra' de colarse el ma~ana.
Desde las monta~as del sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
Me'xico, octubre de 2003.
Ponencia del subcomandante insurgente Marcos en el encuentro internacional
de intelectuales En defensa de la humanidad, celebrado los di'as 24 y 25 de
octubre de 2003 en el Polyforum Cultural Siqueiros, ciudad de Me'xico.
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